jueves, 4 de abril de 2013

Nueva propuesta paritaria del gobierno: rechacemos el magro porcentaje, las subas escalonadas y una negociación de 18 meses.

Las paritarias de los últimos años, además de resultar inferiores a la inflación, disfrazaban lo ínfimo de la suba nominal con “subas escalonadas”. Este año nos encontramos con otra “innovación”: una negociación de 18 meses, que constituye una cara estrategia por abrir dos negociaciones cada tres años, o bien directamente “saltear” la paritaria del 2014.

¿Cuál es la nueva oferta salarial a los docentes universitarios?

La nueva oferta que el Gobierno puso sobre la mesa incluye un primer aumento del 16% retroactivo a marzo, un 2% adicional en junio (no acumulativo con el 16% de marzo) y un 4% en noviembre (tampoco acumulativo con las dos subas previas, sino 4% de alza respecto del salario actual); con lo cual se llegaría a un 22% de alza en 2013. Esto no sólo es menor al ritmo de la inflación (que ronda el 23% de acuerdo a los Institutos de Estadística públicos de las Provincias argentinas): además implica aumentos escalonados para llegar a ese 22%. La última cuota del aumento salarial de 2012 fue en septiembre. Incluso con el 16% de suba en marzo, el salario real con el cual los docentes comenzaríamos 2013 ya sería un 7% menor a la inflación que sufrimos en 2012 – profundizando la pérdida de poder adquisitivo de nuestro salario -. A medida que pasa el año, esa pérdida respecto del salario real que teníamos en 2012 se iría recomponiendo… pero al mismo tiempo, aumentarían los precios en 2013. Así, no recuperaríamos el poder adquisitivo que teníamos en 2012 sino hasta ya comenzado el año 2014.
La oferta incluye un componente adicional: un 7% de suba en enero de 2014 (nuevamente, no acumulativa con las tres subas de 2013), a cambio de no renegociar salarios hasta julio de ese año. Esto implica congelar el ritmo de incremento por más tiempo, en un escenario de riesgo macroeconómico con continuos cambios en el corto plazo que impactan sobre los precios y la disponibilidad de las mercancías que los docentes compramos para nuestros hogares (dólar paralelo, restricciones a las importaciones, acuerdos de precios, acopio de granos, amenazas de huelgas en el sector agropecuario, etc.).
El Gobierno también ofrece la mejora en cuestiones laborales que exceden la estricta suba salarial: garantía salarial para los cargos simples, una suba del 33% en los fondos para capacitación (de $6 millones a $8 millones) y un plan de ampliación de las dedicaciones docentes. En particular, los docentes que tengan un título de especialización tendrán un incremento salarial del 2,5%. Por otra parte, el Gobierno Nacional propuso también formar una comisión que estudie cómo recomponer el nomenclador y así evitar el achatamiento entre los distintos cargos docentes.
Así, la suba final propuesta es de 33% en un año y medio. Por ese lapso, la negociación salarial quedaría cerrada. Pero 33% en un año y medio equivale a una suba del 20,94% al año – completamente insuficiente desde cualquier punto de vista -.

¿Por qué este aumento es insuficiente y debe ser rechazado?

Esta oferta de “33% a 18 meses” –que como decíamos implica un incremento nominal del 20,94% durante el 2013-, debe rechazarse por la sencilla razón de implicar una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores y trabajadoras docentes.
Si comparamos los incrementos que se incluyen para 2013, la nueva oferta, no resulta significativamente mayor a la oferta anterior que ya había sido rechazada por nuestra Federación la CONADU-Histórica (que era de un 16% en Marzo, 2% en Septiembre y 2% en Diciembre).
Desde Docentes x el Cambio pensamos que como gremio, debemos exigir el aumento salarial del 30%, cifra que nos acercaría a (pero aún no alcanzaría para concretar) que el cargo testigo de docencia universitaria equivalga a la media canasta familiar.
No se trata de negar el aumento del salario docente desde 2003, que efectivamente ha sido superior a la inflación en esta década. Sin embargo, que el salario docente real haya crecido respecto del año 2003 no es en sí mismo un gran logro, ya que era un año de salarios absolutamente deprimidos. Pero tomemos otros puntos de comparación. Por un lado, aún estamos lejos del reclamo que CONADU Histórica reivindica como fundamental para la negociación: el salario docente del cargo testigo – ayudante de primera con dedicación semi exclusiva - debe equivaler al menos a la mitad de la canasta de consumo familiar. Por otra parte, de acuerdo a datos de la AFIP, los salarios en Educación son los antepenúltimos entre los sectores de la economía argentina. Los docentes argentinos tienen el tercer peor salario del país, que equivale al 23,6% del salario promedio en el sector minero y al 38% del salario de un trabajador del sector financiero, según los datos de la AFIP. En general, esos sectores exigen secundario completo o a lo sumo título de grado. En cambio, un docente universitario debe como mínimo tener título de grado; y en general la exigencia real es de títulos de posgrado. Dentro del Estado Nacional, ninguna carrera tiene requerimientos tan altos excepto la judicial y la diplomática. Y sin embargo, ambas ganan varias veces más que un docente universitario. Por ejemplo, para llegar a ser profesor titular con dedicación exclusiva son necesarios (en términos generales) más de 25 años de antigüedad, posgrado (generalmente al nivel de Doctorado, o méritos equivalentes) y ganar el cargo por concurso. Menos del 1% de los docentes llegan a ese cargo. Pero aún quienes llegan cobran menos de la mitad del salario que tiene un juez nacional de primera instancia, incluso contabilizando la antigüedad.
Más aún, al extender el tiempo del acuerdo salarial, transfiere el riesgo macroeconómico: cualquier aumento de la inflación en el próximo año y medio impactará especialmente sobre los salarios docentes, que no podrán ser renegociados en ese lapso. Como expresó la Secretaria General de CONADU Histórica, Rita Villegas, un acuerdo tan largo sería contraproducente para los docentes, “ya que el actual escenario de imprevisibilidad requeriría de convenios anuales con revisión semestral”.
Por otra parte, continúan sin incluirse en la negociación otras condiciones laborales que son sumamente relevantes para todos los docentes universitarios. En primer lugar, el aumento presupuestario necesario para pagar un sueldo a los innumerables docentes ad-honorem o subrogantes que sostienen la educación universitaria en todo el país. También la carrera docente, que el gobierno con el apoyo de la CONADU y la FEDUN presentaron como un gran avance de la negociación de 2012 y que, como afirmara la CONADU Histórica, no fue más que letra muerta. La estabilidad en los cargos – hoy, cualquier docente puede ser “despedido” al finalizar cada año, sin indemnizaciones ni responsabilidades por parte de la Universidad empleadora – y la efectivización de los concursos para la multitud de docentes universitarios interinos. Incluso el establecimiento de una paritaria como manda la ley: hoy, los docentes universitarios tenemos apenas una mesa de negociación que es abierta unilateralmente por el Gobierno Nacional y que por tanto puede no ser abierta si el Gobierno no lo desea. De igual forma debe asegurarse el pago de un adicional a los docentes universitarios con dedicación exclusiva. Más aún, como todos los trabajadores argentinos, los docentes de más salario también nos perjudicamos por el congelamiento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias; un impuesto de esa índole nunca debería recaer sobre el salario de ningún trabajador.

¿Cómo participo de la decisión sobre nuestra negociación salarial?

Nuestro gremio (AGD-UBA) ha abierto una instancia de consulta por e-mail, haciendo llegar nuestra opinión a propuestasalarial2013@gmail.com. Además, el jueves 4 de abril a las 19hs se convoca a una Asamblea General Docente para pronunciarnos como gremio sobre esta propuesta. Pero principalmente, invitamos a sumarse a las jornadas de lucha, con paro y movilización; y a debatir este problema en las aulas, con nuestros colegas docentes y con los estudiantes.